Hoy tuve que dirigirme a la dirección general de pasaportes. Había una gran cantidad de personas, como nunca antes había visto. Me dirigí hacia la larga fila del banco de Reservas para comprar el impuesto correspondiente. Como siempre muy observadora, me pongo a mirar la cara de la gente desesperada, cansada de la espera y hasta inconforme; ya que eso era solo el principio.